3 Leyendas Urbanas

El día de hoy me gustaría compartirte un recopilado 3 leyendas urbanas más terroríficas que circulan por la calle y por internet, les estoy hablando de esas leyendas que escuchaban tus papás o que tu mismo has leído por internet, sin una introducción más extensa, comencemos con la primera de ellas.

3 Leyendas Urbanas
3 Leyendas Urbanas

La llamada viene desde dentro de la casa

La Llamada Viene desde Dentro de la Casa
La Llamada Viene desde Dentro de la Casa

Era una noche tranquila, la niñera ya estaba en la casa, los niños se habían ido a dormir temprano, la calle está silenciosa con un vehículo ocasional que recorre el pavimento rápidamente.

Ella se encontraba en el sillón de la sala, la televisión encendida en un programa cualquiera, uno de esos programas malos que pasan random a las 9 de la noche junto con un bowl de palomitas en el regazo, de extra mantequilla que siempre le dejaban los dedos grasosos.

No era la primera vez que le tocaba cuidar niños, ya en semanas y meses anteriores había ido a casas de familias a cuidar niños durante la noche mientras los papás tenías citas románticas o atendían a compromisos planeados, y en toda su experiencia no recordaba una noche más tranquila que la que estaba teniendo.

Los pequeños demonios aprovechaban normalmente que sus papás no estaban en casa para hacer mil y un diabluras y le hacían perder los estribos a la niñera, les divertía hacer eso, ver como la enloquecían poco a poco, sin embargo, esa noche, no… era una noche ideal solo para descansar del ajetreado mes que ha tenido por cuestiones personales y de la escuela.

En eso, el teléfono sonó, el de la casa, pensó que se trataba de los papás de los niños que se encontraban en la parte superior acostados en sus recámaras, creía que llamaban para comprobar como seguía todo, para saber si todo se encontraba en orden. Era normal que los padres hicieran eso.

Al contestar, se lleva una sorpresa mayúscula, en lugar de escuchar la dulce voz de una madre preocupada, escucha la voz ronca de un hombre al otro lado de la línea, que le dice:

  • A las diez y media iré a la casa, mataré a los niños y después te mataré a ti.

Únicamente se escuchó esa única línea, luego se escuchó el pitido característico cuando cuelgan la línea y procedió a colocar su teléfono en su lugar. Pensó que era ya habían iniciado con las bromas telefónicas, niños traviesos de la ciudad. Seguramente era algún tonto de secundaria o bachillerato, que se habría enterado de que estaba de niñera en la casa y quería jugarle una broma metiéndole miedo.

No le dió importancia y siguió viendo la televisión, pero nuevamente, a los diez minutos o menos volvió a sonar el teléfono, ya un poco molesta, pero tratando de ocultarlo, contesto con un gentil hola, por si eran los papás de los niños, pero se volvió a escuchar la voz ronca de un hombre diciendo:

  • A las diez y media iré a la casa, mataré a los niños y después te mataré a ti.

Sin darle tiempo a decir nada más, colgó el teléfono bruscamente, se escuchó tan fuerte que se preocupó de que se hubieran despertado los niños, puso silencio en la televisión y prestó atención a ver si escuchaba ruidos arriba, pero todo seguía en silencio. Pasó por su cabeza la posibilidad de subir a comprobar si los niños e staban bien, sin embargo, pensó que eran tonterías, obviamente iban a estar bien.

Las puertas estaban cerradas con llave, las ventanas con sus respectivos seguros y vivía aquella familia en una zona transitada y con vecinos que constantemente están vigilando que no ocurriera nada extraño en su calle.

Por tercera vez en menos de veinte minutos, volvió a sonar el teléfono y nuevamente aquella voz repitió su frase:

  • A las diez y media iré a la casa, mataré a los niños y después te mataré a ti.

Su preocupación ya era notoria, ya se le notaba el miedo en su rostro, colgó el teléfono y en cuestión de segundos ya se encontraba marcando el 911 para dar aviso a la policía ante la insistencia de las llamadas amenazantes. Los oficiales le dijeron que no se preocupara, que intentarían localizar la llamada y si era necesario mandarían una patrulla al domicilio para salvaguardar a los niños y a ella.

Apenas quedaban 10 minutos para que dieran la hora anunciada, las 10:30, cuando el teléfono volvió a sonar nuevamente y como si se tratara de una grabación, la misma voz ronca y sería pronunciaba:

  • A las diez y media iré a la casa, mataré a los niños y después te mataré a ti.

Los nervios se apoderaron de ella y colgó agresivamente el teléfono, nada más al colgar la línea, volvió a sonar el teléfono al segundo siguiente. Lo descolgó y pudo escuchar la voz de una mujer que le expresaba que era de la policía y que saliera rápidamente de la casa, que no se le ocurriera subir al piso superior, afuera se encontraban unos policías que le explicarían toda la situación.

Sin pensarlo dos veces, salió corriendo del domicilio, efectivamente en la calle se encontraban varias patrullas rodeando la casa, uno de ellos la agarro para llevarla a un sitio escondido, dejó que tomara aire y procedió a decirle:

  • No te preocupes, ya estás a salvo, hemos localizado la llamada y provenía del piso de arriba de la misma casa… el asesino ha estado llamando toda la noche desde encima de ti, probablemente ya ha asesinado a los niños y tu ibas a ser la siguiente.

La dama de blanco

La Dama de Blanco
La Dama de Blanco

Esta historia ocurrió en los Mochis en el estado de Sinaloa en México y según cuentan lo siguiente.

Ella era una mujer pálida, de tez blanca como la leche, pero sin duda con una belleza sin igual, que podría encandilar sin problema alguno a cualquier hombre, labios carnosos y de un color rojizo, ojos castaños que iluminaban y se hacían notar con su sola presencia, una mujer que sin lugar a dudas sería el sueño húmedo o la fantasía de cualquier joven de la época. 

Se cuenta que se estaba celebrando una fiesta, un baile tradicional que se celebraba en lo más alto del cerro de la memoria, donde el grupo de jóvenes se reunían sin importarles el frío que se registraba en la región, buscaban divertirse sin lugar a dudas y quien sabe, tal vez encontrar al amor de su vida entre los asistentes de tan icónica celebración.

Las luces que iluminaban la ciudad se alcanzaban a ver desde el lugar de la fiesta, como si fuera el firmamento nocturno, pero eran las farolas y los carros que iluminaban las calles durante la noche, los que generaban un ambiente mágico.

Silvia, la mujer de tez pálida y de belleza sin igual se adelantó y sobresalió entre todas las mujeres y se acercó a un caballero, un joven llamado Amadeo con las intenciones de invitarlo a bailar un par de piezas musicales. Iniciaron con un baile lento, suave, de esos bailes que son con tintes románticos, donde las caderas están lo más cerca posibles y como se dice, se baila de cachetito.

El baile iba lento, donde se estaba generando una química sin igual y para Amadeo estaba generando que se le olvidara de todo lo demás, la fiesta, los invitados, el frío del lugar, todo, solo existían ella y él. Tanto fue así, que nunca se percataron que ellos eran los únicos que se encontraban en aquel momento en la pista de baile siendo el centro de las miradas de algunos de los asistentes.

Amadeo era un joven alto, fuerte, de buen porte, con una chamarra de cuero, ella al contrario, de estatura mediana y un vestido a media rodilla de color hueso, una ligera variación de la tonalidad de los blancos.

Siguieron bailando hasta que de un momento a otro, Silvia, se detuvo sin más, se separó de él y con una voz dulce y coqueta, pero a la vez con firmeza le pidió a Amador que la acompañara a su casa a lo cual el joven puso objeciones, pero al notar la desesperación y la insistencia de la joven, accedió con gusto a llevarla a su casa.

Bajaron por las escaleras a un costado del cerro de la memoria, Silvia, que únicamente vestía un vestido blanco, de tirantes y que le llegaba a las rodillas, empezó a sentir frío y así se lo hizo saber a Amadeo quien como todo caballero, se desprendió de su chamarra de cuero y se la colocó en los hombros a la bella mujer que acompañaba.

Prosiguieron caminando hasta que llegaron a la casa que ella le indicó que era en la que vivía, una vez en la puerta, ella le dijo al joven que pasara al día siguiente por su chamarra, él se despidió, se dieron un abrazo y Amadeo se quedó esperando hasta que vio que ella entraba en la casa.

La mañana siguiente era domingo y se acostumbraba a desayunar tarde en la casa de Silvia, el joven llegó, tocó la puerta y le atendió una señora, él le pregunto por una muchacha, que por cierto, Silvia nunca le comentó su nombre, a lo cual la señora le comentó que se había equivocado de casa, que lo más probable es que sería enfrente, donde vivía una joven de buen ver.

Él insistió que se había esperado a que ella entrara a la casa y estaba seguro de que ese era el domicilio. La señora, empezando a demostrar molestia porque pensaba que se trataba de una broma y al observar al joven tan insistente, invitó a Amadeo a pasar al hogar.

Una vez sentados en la sala del domicilio, Amadeo le describió como era la joven con la que la noche anterior estuvo bailando y la acompaño hasta su casa. Al observar la cara de sorpresa y triste que iba poniendo la señora al escuchar sus palabras, le preguntó que era lo que sucedía.

Ella le respondió que efectivamente, reconoce a la muchacha que él le describía, era su hija, pero lamentablemente ella murió hace cosa de tres años en un accidente. Amadeo desconcertado se negó a creer aquello que le decía y le indicó a la señora que eso era imposible, ya que él había bailado con ella la noche anterior y que la había acompañado hasta su casa.

Ella se levantó sin expresar palabra y con lágrimas en los ojos, se dirigió al librero que se encontraba en el comedor, cogió una fotografía y se la mostró al muchacho. Él se puso nervioso porque la chica de la fotografía era Silvia, con quien él había estado bailando la noche anterior.

Exasperada la mamá de la joven, invitó a Amadeo a ir al cementerio para demostrarle el lugar donde se encontraba enterrada su hija y que vea la fecha en la que manifiesta la lápida que murió. Caminaron juntos hasta el cementerio en silencio hasta estar parados enfrente del lugar de descanso de Silvia, la señora únicamente se dignó a levantar la mano apuntando en dirección de una tumba en específico.

Se leía “Aquí descansa Silvia, amada hija” junto con la fecha de su fallecimiento y con la chamarra de cuero colgada sobre la cruz de piedra que acompañaba su epitafio.

La casa de los tubos

La Casa de los tubos
La Casa de los tubos

Corre la de´cada de los 70, un padre y una hija llegaron a la ciudad de Monterrey en Nuevo León, con la esperanza de tener una vida tranquila, la hija, quien sufría de una afección que le había generado una parálisis prematura, la obligaba a moverse en una silla de ruedas.

Su padre, siendo un padre comprometido y devoto a su hija, y como un gesto de amor, decidió construir una enorme casa con diseño cilíndrico, interconectada mediante rampas y pasillos largos, con grandes ventanales para que su hija pudiera moverse independientemente por toda la casa y que pudiera disfrutar de la vista de la bella ciudad.

La construcción del que iba a ser su nuevo hogar, con innovaciones especiales para que su hija pudiera desarrollar una vida plena a pesar de sus limitaciones, empezó de manera inmediata.

Docenas de albañiles fueron reunidos para desarrollar la magna obra y la titánica tarea. La gente trabajaba hasta altas horas de la noche para terminar la construcción lo antes posible. Pasaron los meses y conforme comenzaba a levantarse la estructura, la tensión y el miedo inexplicable comenzó a apoderarse de ellos. Pasaron los días y todo fue empeorando, empezaron a desaparecer herramientas, los albañiles se culpaban unos a otros a falta de encontrar otra explicación lógica a lo que ocurría.

Los albañiles convocaron juntas en la construcción para encontrar alguna solución, lo que sucedió es que se terminaron emborrachando y nadie se presentó a trabajar el día siguiente, a excepción de tres de ellos.

Dos de ellos se dedicaron a arreglar el piso de abajo, mientras el otro, fue al piso de arriba. Los de abajo escucharon un grito repentino proseguido del azote de un cuerpo contra el concreto de la planta inferior. El hombre que se encontraba trabajando en la planta superior yacía muerto sobre el piso y en sus ojos se veía la marca del terror, como sí, justo antes de morir, hubiera visto la misma puerta del infierno y su rictus de terror fuera la única evidencia de su terrorífico avistamiento.

A pesar de la tragedia, el padre de la pequeña niña, seguía empeñado en que su casa debía quedar terminada lo antes posible y seguía contratando albañiles para qué se logrará su objetivo.

Poco tiempo después, otro albañil cayó inexplicablemente por una de las ventanas, uno de esos ventanales enormes que estaban destinados a ser por donde la niña podría admirar la vista de la hermosa ciudad de Monterrey. Cuenta la leyenda, que antes de morir, en sus momentos de agonía, el albañil le dijo a sus compañeros:

  • No quieres que estemos aquí

Nuevamente, el padre hizo caso omiso de las tragedias y no cesó en la construcción, quería ver su casa terminada. Un día, llevó a su hija para mostrarle el avance que tenía la edificación del que iba a ser su futuro hogar. En un descuido, la niña paseaba por la casa y terminó llegando hasta el piso más alto de la construcción, desde ese lugar, se escuchó como la silla de ruedas empezó a rodar tomando cada vez más velocidad por una de las rampas, lo que produjo que la niña saliera volando por uno de los futuros ventanales y tuviera un trágico final, muriendo por el fuerte impacto contra el pavimento.

Días más tarde, el papá decidió quitarse la vida en el mismo lugar, impactado y destrozado por la tragedia de haber perdido a su niña, a su vida. Por más de 40 años la casa estuvo inhabitada e inconclusa. En 2016, una firma de arquitectos compró el lugar y ha trabajado en su remodelación.

Puedes escuchar la versión Podcast de esta información en el reproductor que aparece abajo, o puedes visitar el perfíl del programa aquí y buscar tu plataforma favorita para poder escucharlo.

Publicaciones Relacionadas:

3 Leyendas Urbanas

El día de hoy me gustaría compartirte un recopilado 3 leyendas urbanas más terroríficas que…

La Llorona

El Origen Para explicar el origen de esta historia, de la llorona, requerimos situarnos hace…

Día de Muertos

El Origen Según nos explica un poco el gobierno de México en su página web,…

Halloween

El Nombre Los orígenes de esta celebración o festividad no era nada alegre, de hecho…

Jorge Herrera

Jorge Herrera

Soy Jorge Herrera, también conocido como “Chauri” o “elChauriMx”. Soy un mexicano que ronda los treinta años.

De carrera soy Animador, pero de profesión soy Diseñador Gráfico, conjugándolo como docente de esta materia; fundador de Sentinel Studio México y Sentienel Esports, pero sobre todo soy alguien creativo, me gusta estar desarrolloando cosas y experimentar nuevos retos.

Dos de mis mayores hobbies son la escritura y la música, acompañando a los videojuegos y producciones audiovisuales.

¡Bienvenido/a a mi sitio web!